Alan Pichot, el joven maravilla del ajedrez argentino que hace historia y jugará contra Magnus Carlsen y los top ten
El sueño del pibe
Desde este sábado, el gran maestro competirá contra la elite en el Magnus Carlsen Invitational. “Es una oportunidad única y genial”, le cuenta a Clarín. Y habla del boom del ajedrez online y del furor por la serie “Gambito de dama”.
Otros tiempos. Alan Pichot, frente al tablero en el CeNARD, en 2019. Foto Maxi Failla
Aquel nene de cachetes regordetes que a los 10 años se llevó el Premio Revelación Clarín en ajedrez es hoy un hombre de 22 en plena mudanza y a punto de encarar el torneo de su vida: el Magnus Carlsen Invitational. “Es una oportunidad única y genial. El objetivo es jugar sin miedo y confiar en mi nivel. Ningún resultado me va a decepcionar. Voy a jugar contra todos los mejores del mundo y tengo mucho para ganar y nada para perder”, le cuenta a Clarín el gran maestro argentino.
¿Cómo no va a estar entusiasmado si desde este sábado cumplirá otro sueño del pibe: competir contra el campeón mundial y seis top ten más en el circuito online de partidas rápidas creado por Carlsen, con 1.500.000 dólares en premios?
El número uno de Argentina y 144° del ranking mundial, con un ELO de 2630, deberá jugar 15 partidas entre el sábado y el lunes contra rivales con un promedio de 2750 de ELO. Es como si los hermanos tenistas Juan Manuel y Francisco Cerúndolo, ganador en Córdoba y finalista en Buenos Aires, respectivamente, disputaran el Masters de Londres. Como si Pechito López pudiera medirse contra Lewis Hamilton, Max Verstappen y Sebastian Vettel en la Fórmula 1. Como si Ferro, Platense o Chacarita jugaran el Mundial de Clubes.
Torneazo. Alan Pichot, abajo a la derecha, uno de los 16 participantes del Magnus Carlsen Invitational.
“Es muy difícil lo que se viene, porque los 8 mejores se clasificarán a los cuartos de final. Obviamente ese no es mi objetivo, porque sería completamente ilógico. Son todos mucho mejores que yo. Algunos, demasiado -se sincera Pichot-. No pretendo ningún tipo de resultado. Si hago 1,5 o 2 puntos sobre 15, no estaré triste. Todos me querrán ganar, porque soy el peor del torneo. Pero eso no me da presión. Tengo que disfrutar esta chance que pude aprovechar cuando se abrió una puerta de casualidad”.
¿Qué pasó? El torneo tenía 14 grandes maestros confirmados y los dos restantes saldrían de un cuadrangular clasificatorio. El agujero para Alan se abrió cuando el noruego Johan-Sebastian Christiansen debió bajarse por cuestiones inesperadas de salud que terminaron en una cirugía exitosa.
Entre tantos nombres que surgieron para reemplazarlo, el español David Martínez, director de Chess24.com en español, y la maestra argentina Ayelén Martínez, colaboradora de ese sitio, propusieron a Pichot. Y Latinoamérica tendrá un representante en la elite, porque Alan ganó invicto ese cuadrangular. Y hubo festejo especial con el jaque mate que le dio el pasaporte.
Este sábado, desde las 13 de la Argentina, a Alan se lo podrá seguir en vivo en sus cinco partidas a 15 minutos, más 10 segundos por movida, contra el ruso Sergey Karjakin (ELO 2757, 16° del ranking y ex retador mundial de Carlsen), el azerí Teimour Radjabov (2765; 10°), el holandés Anish Giri (2776; 7°), el estadounidense Wesley So (2770; 9°) y el armenio Levon Aronian (2781; 5°), curiosamente el único contra el que Alan jamás jugó.
“Con los otros 14 seguro que jugué partidas online a cualquier ritmo. Cara a cara, sólo enfrenté en un blitz a Mamedyarov. En general, tuve malos resultados contra ellos. Pero alguna partida siempre puedo embocar”, se esperanza el argentino.
Desde que el ajedrez lo atrapó a los 4 años, dio pasos agigantados en su carrera y en el tablero. Conquistó por demolición los títulos argentinos en las categorías por edad, desde Sub 10 a Sub 18 (con 12 años) y en 2015 se convirtió en el gran maestro más joven en la historia nacional, con 17 años, 2 meses y 21 días. Claro que el hito clave fue haber sido campeón mundial Sub 16 en 2014, en Durban, Sudáfrica.
Alan Pichot, en Clarín, apenas se consagró campeón mundial Sub 16. Foto Archivo Clarín
-¿Qué queda de aquel adolescente campeón mundial en este 2021?
-Cambiaron un montón de cosas. Particularmente, entendí el ajedrez. Antes no estudiaba. Lo mío era talento puro, pero no lo reflejaba con estudio. En aquel torneo era un chico y ahora tengo 22 años y sé qué tengo que hacer para intentar ser mejor jugador cada día. Me di cuenta de que hay que trabajar al ritmo de una persona muy fanática del ajedrez. Me apasiona mucho lo que hago y le dedico muchas horas. Creo que mi combinación de talento y trabajo es explosiva y por eso me tengo confianza para este torneo.
Sus rivales del domingo serán el ruso Daniil Dubov (2710; 28°), el estadounidense Hikaru Nakamura (2736; 18°), el neerlandés Jorden Van Foreest (2701; 37°), el francés Maxime Vachier-Lagrave (2758; 14°) y el prodigio iraní Alireza Firouzja (2759; 13° con 17 años). Mientras que el lunes competirá contra Carlsen (2847; 1°), el español David Antón Guijarro (2673; 62°), el sueco Nils Grandelius (2670; 66°), el azerí Shakhriyar Mamedyarov (2770; 8°) y el ruso Ian Nepomniachtchi (2789; 4°).
-La fortaleza de tus rivales es innegable. ¿A quiénes admirás o destacás por lo que han hecho o están haciendo?
-Por supuesto que Magnus es indiscutible. Me cuesta creer lo fuerte que es Firouzja y su ranking ascendente así lo demuestra. Ya no es la batalla del futuro sino la del presente. Y junto a Wesley So son los tres mejores del momento. Aunque no puedo dejar de destacar a Nakamura ni a Karjakin.
-A Carlsen le diste mate en una partida blitz online que debés recordar. ¿Es el mejor de la historia, Garry Kasparov es insuperable o no se los puede comparar?
-Magnus es el mejor del mundo y uno de los dos mejores de la historia, junto con Kasparov, claro. La mayoría dice que el mejor fue Kasparov por haber sido número uno durante 20 años y campeón mundial desde 1985 hasta 2000. Pero Magnus cumplirá en julio 10 años consecutivos como número uno y en noviembre, 8 años como campeón mundial. Además, Magnus es el mejor en todos los ritmos: pensado, rápido, blitz y ahora online. Y tiene mucha más competencia de la que había en la era dorada de Kasparov, por el crecimiento de China, India e Irán.
Frente a la computadora, Alan Pichot prepara su debut en el Magnus Carlsen Invitational. El ajedrez argentino disfruta otro hito histórico.
El ajedrez online, la pandemia y el boom de "Gambito de dama"
Otros tiempos. Alan Pichot, frente al tablero en el CeNARD, en 2019. Foto Maxi Failla
Cualquiera que haya jugado una partida de ajedrez cara a cara sabe que no es lo mismo que hacerlo con una pantalla y un mouse de por medio. La tensión de la batalla se siente. Juegan los gestos, las respiraciones y las posturas durante horas. Pero la pandemia tiró abajo todo y hubo que refugiarse en las partidas rápidas online. Alan Pichot define con claridad estos dos mundos distintos del mismo deporte o juego, como quiera llamárselo.
“El ajedrez rápido es muy diferente al de ritmo pensado y clásico, porque la intuición cuenta muchísimo y no tenés tanto tiempo para calcular todo de manera precisa. Pero pensar por dónde van los caminos correctos te hace triunfar”, explica.
Y agrega: “Siento que tengo muy buena intuición y eso me ayuda. Pero los mejores tienen mejor intuición que la mía. En una partida clásica podés pensar muchísimo más el cálculo por una sola jugada y no basarte por la intuición. El ajedrez online no es para cualquiera y adaptarse lleva un tiempo importante”.
-La paradoja increíble es que el confinamiento generó un boom del ajedrez online entre los aficionados...
-Hubo un combo que ayudó al crecimiento del ajedrez. Por un lado, las plataformas online explotaron: You Tube, Twitch, Chess.com, Chess24, Lichess... Por el otro, la serie “Gambito de dama” generó un impacto tremendo. El ajedrez es cada vez más visible y los que nos dedicamos a esto lo apreciamos. Hay cierto fanatismo que antes no había. Pienso que se puede construir algo mucho más importante de lo que tenemos hoy.
Anya Taylor-Joy, multipremiada actriz de "Gambito de dama", la laureada miniserie de Netflix, por su papel como la ajedrecista Beth Harmon.
-¿Cuánto te sorprendió lo que generó "Gambito de dama" en Netflix?
-Me sorprendió muchísimo, como a todos, porque nadie esperaba esta difusión. Hay una enorme cantidad de gente que empezó a comprar libros de ajedrez gracias a la serie. Tengo un alumno que empezó a jugar a partir de la pandemia, porque vio el boom online y la serie. Fue tan masivo que eso ayuda mucho. Y a los mejores del mundo los ayudó a jugar torneos online del más alto nivel, que se transmiten en tiempo real por las plataformas.
Claro que la pandemia afectó notablemente a los grandes maestros que viven del ajedrez. ¿Cómo subsistió Pichot? “Fue difícil. Hubo dos momentos en los que extrañé muchísimo no poder jugar sobre un tablero -adelanta-. En septiembre me puse un poco triste porque hubiera sido el mes de la Olimpíada que se suspendió y sentí que faltaba mucho para volver a la normalidad. Y en febrero entendí que había pasado mucho tiempo y que no sabemos cuándo volveremos. Este torneo que jugaré me hace ver las cosas con más optimismo”.
Su colaboración con Chess24 en español le vino de maravillas durante un tiempo, preparando videos y comentando partidas en vivo. Pero aflojó el trabajo. “No es fácil. Mi vida es jugar al ajedrez. Y hoy hay pocas cosas, la verdad. Por eso me viene excelente este torneo para estar muy motivado -sintetiza-. No veo la hora de sentarme en un tablero a competir. Mi intención era viajar en abril o en mayo a Europa, pero se canceló. No hay un panorama claro de cuándo podré volver a jugar en Europa durante dos o tres meses. Es un año de incertidumbre”.
Este presente incierto y la progresiva apertura de los espectáculos deportivos, con protocolos y restricciones lógicas, lleva a Alan a pedir a gritos, incluso en sus redes sociales, que vuelvan los torneos presenciales. ¿Lo ve factible?
"No hay ningún motivo para no jugar. Si los deportes ya volvieron... Pero hace un año que no hay torneos de ajedrez en Argentina. Se pueden hacer en un parque. O un torneo cerrado con protocolos. Desde la Federación no están haciendo todo lo que deberían -apunta-. Eso no me gusta, porque pone incómodos a quienes nos dedicamos a esto. Creo que los jugadores profesionales se podrían involucrar un poco más. Pero mi tarea no es hacer que el ajedrez vuelva. Mi tarea es jugar lo mejor posible".
Alan Pichot, cuando en 2008 fue Premio Revelación Clarín. Foto Archivo Clarín.
En la mala, Alan se aferró a los de siempre: sus padres, sus abuelos, su hermano y su novia. Y agradece tener el apoyo de UTHGRA y UNITAN. “Están conmigo desde que fui campeón mundial Sub 16 y fueron fundamentales para que pudiera viajar. Si no, se complica todo. Ni te digo pagar un entrenador, porque es demasiado. Cualquier cosa suma muchísimo. Ese apoyo durante años es muy gratificante”.
Pero siente que falta una pata clave. “Me encantaría tener el apoyo del Estado, pero piensan que hacen un trabajo gigante con una beca de 12 mil pesos con la que un gran maestro no paga ni una hora de un profesor. Esa es la ayuda del Estado, el mismo que seguramente te felicita diciéndote que tenés apoyo. Antes prefería enojarme, pero ahora entendí que hay cosas que no cambian y prefiero reír y disfrutar. Es lo que hay”.
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